martes, 11 de agosto de 2009

Quédate

Esta es un pequeño cuento que escribí, espero que lo disfruten y porfavor comenten. Gracias


"Quédate"


No me gustan los nombres, así que digamos que él era Joe. Joe vivía en su casa (nuestra casa), en el principio de los principios, nunca salìa de ahí, le fastidiaba la luna. Le fastidiaba ver como, en un mísero intento, trataba de reemplazar al sol. Le gritaba furioso, desde la ventana, claro.
Joe veìa algo, nosé si podrìa decir que veía a alguien o algo, nadie lo sabía, pero en cuanto él se callaba y dejaba de gritarle a la luna, "eso" aparecía. La luz de la luna se borraba de su vista, y solo quedaban Joe y "eso" en una distancia que nunca puso describir ni entender. Joe, en cuanto la veìa corrìa hacia el único rincón de la casa: La puerta. Pero era inútil, "eso" lo imitaba. Imitaba cada movimiento que Joe hiciese. Joe, en las noches de eclipse, perdìa el control y se suicidaba cada vez que podía, no es que eso le servía de mucho, pero de todos modos lo hacìa. A Joe le daba cierta paz estar muerto...
En fin, él en las mañanas, solía intentar dormir, nunca pudo. Simplemente e acostaba en el suelo sonriendo y abriendo los ojos lo más que podía. Estaba esperándolo... a "eso", aunque JOe sabía que solo aparecía en las noches, despuès de haberle gritado a la luna.
Otra vez eclipse. Joe se suicidó, pero no muriò, por alguna razón, "eso" lo detuvo. Joe se había cortado la circulaciòn de la sangre, así que no podía moverse. "Eso" tampoco. Joe intentaba hablar, gritar, pero solo se oía a sí mismo deciendo algo... algo estúpido, claro, fresco, tranquilizante: "Quédate".
Desde ese día "eso" nunca se fué y Joe se quedó ahí, viendo la imagen congelada para siempre: "Eso" y detrás la luna.
Él no se ha ido hasta hoy, sigue ahí y aquí, en el único rincón de nuestras casas... Sí, justo ahí, detrás de nosotros.

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