sábado, 22 de agosto de 2009

El uno para el uno

-Es en serio,- le dijo Trend, esta vez muy serio.- lo que quieras.
-¿Te matarías por un beso?- le respondió Carla con un tono de voz divertido que ponía a Trend, aún más decidido. Trend asintió con la cabeza y Carla rió aún más.- No te creo.
Trend se levantó de la acera y miró a la izquierda de la carretera. Se acercaba un camión. Luego regresó a ver a Carla, y entonces, por un breve segundo, ella lo entendió.
"¡¡No!!", Gritó Carla. Pero era demasiado tarde, el camión había hecho volar a Trend por los aires.

Carla parecía un zombie: la cara pálida, la presión muy baja; parecía aún más herida que Trend. quien solo había roto una pierna, y Carla lo sabía. Los paramédicos subieron a Trend a la ambulancia y fueron rápido al hospital. Lo acomodaron en una camilla y Carla se quedó junto a él toda la noche.
Eran las tres y media de la mañana, cuando Trend se levantó de su cama y se dirigió cojeando a la puerta.
-¿Trend?- Dijo Carla en voz muy baja, sin poder ver muy bien en la oscuridad.- ¿Que haces? ¿A donde vas?
- Debo morir- respondió Trend. Carla se palideció otra vez e intentó detenerlo, pero, cuando se dió cuenta, Trend ya había corrido hasta el final del pasillo: la salida.
- !Trend!- Gritaba Carla en plena oscuridad de madrugada.- !Lo siento¡ !No te vayas¡
- Debo morir- continuaba repitiendo Trend mientras cojeaba.
- !Espérame Trend, debo decirte algo¡- intentaba convencer a Trend.
Tren se detuvo al borde de una colina y Carla lo atrapó por las espaldas. Le susurró al oído: "Aún no te he dado tu beso"


Créeme que nunca quise amarte, digo yo.
Nunca podrás, replicas tú.
¿Porqué?, pregunto yo.
Porque has muerto, dices tú.

martes, 11 de agosto de 2009

Solo unos pocos minutos

"Solo unos pocos minutos."

Sí, pasó, pero no puedo decirles cuantas veces. Solo el día.

00h00
Kel estaba...como siempre: despeinado, tranquilo, despierto. Abrió la ventana que da a la calle principal, se apoyó en el filo y contempló la luna. "Tarde como siempre".Dijo él "¿Cuando va a ser el día en que no la vea?" Se dió a vuelta y caminó un poco: tres pasos; y cayó. El sonido de su cuerpo contra el suelo retumbó en toda la casa. No se había levantado completamente, cuando alguien abrió la puerta de su habitación.
-¡No te muevas!- dijo uno de los sujetos que entraron. Llevaba una sola prenda negra que le cubría todo el cuerpo y un pasamontañas que le cubría la cara. Sí, eran ladrones.
-¡Mierda!-dijo el otro.- dijiste que no estaría aquí- se dirigía a tercer sujeto, que en realidad era mujer.
-Eso fué lo que me dijo Trend- contestó ella.
- Una, dos, tres- dijo Kel apuntándolos con el dedo.- Déjenme adivinar,- sonreìa mucho y señalo al primer sujeto.- Freddy.- Señaló a la chica- Ángela.-y a otro.- Tony. Ja, ja. Bienvenidos a mi hogar.- E hizo una reverencia.-Yo soy Kel, el rey y sirviente de mi vida y de esta humilde mansión. Los invito a que tomen un breve paseo por las calles de esta pocilga y se deleiten con su grandeza. A mis espaldas: la única ventana de la casa. A su lado: la única puerta. Lo demàs son solo muros y cosas inservibles que van a robarme.-Los tres lo miraron muy confundidos. Él se puso serio- Oh, claro. Qué descortés. Esta es mi amiga.- se dió la vuelta- La muerte.
Los tres lo miraron horrorizados al ver a Kel lanzarse por la ventana y se acercaron rápidamente hacia ella. Al asomar las cabezas por la ventana salió Kel con una pistola en su mano, dijo: "Digan: Hola y adiòs."

00h07
Kel disparó a los dos hombres en la cabeza y la chica hechó a correr."¡Hey Ángela, no te vayas!" Le gritaba él mientras ella corría por toda la casa. Kel no la seguía y ella lo sabía. Kel se puso de pie en a puerta de su habitación y soltó el arma dejándola caer en el suelo. Depronto se hizo un silencio profundo en toda la casa. Estaba oscuro, ambos vagaban por "las calles" de la casa intentando dar el uno con el otro.
-Te extrañé, Kel.- le dijo ella al oído en un mísero susurro.
- Yo igual... Ángela- Kel rió.
-No has cambiado nada, Kel.- Le acarició la cara, aún de espaldas.- Deja de llamarme así, ya sabes que odio el nombre de mi madre.
- Y yo a ella.- Concluyó Kel.

00h10
Ambos caminaron juntos por "las calles" de la casa al compás de la prosa de Kel. Se detuvieron enfrente de la "Segunda casa".
-No tienes que hacer nada que no quieras, Kel- Le dijo ella.
-Sabes que no es verdad- Le respondió él.- Espera aquí y no oigas nada. Podrías morir.
Ella asintió con la cabeza.
No era precisamente una casa de chocolate ( no soy tan idiota). No puedo describir la casa con una sola palabra, lo que puedo hacer es decir lo que no es: una casa de chocolate.
Kel abrió la puerta. Y ya nunca pudo mirar para atrás.

00h16
Blanco. Blanco en todas las direcciones que Kel miraba, pero al mismo tiempo se preguntaba: "Si es todo blanco ¿Como sé hacia donde miro?" Creanme que yo tampoco lo se, pero sé hacia donde nunca vió: atrás.
Comenzó a caminar, no sentía los pies, solo sentía una ligera punzada en la pupila derecha, cada vez que pestañeaba. Dió un paso, y retrocedió un año. Kel se percató de eso y se detuvo al instante. Se quedó parado, viendo la nada, nisiquiera pensaba... "!Kel!" Oyó su voz a sus espaldas. Era ella. "Angela" dijo Kel sin fuerzas, sin esperanzas de que la oiga.
Angela y Kel eran, ahora, un año mas jóvenes. "¡No camines más!" continuó gritando Angela a sus espaldas. Kel dió otro paso. Otro año más.
-¡Kel, maldito idiota! ¡si vuelves a dar un paso más...!- Continuó gritando.
- Hey, Angela.- Dijo Kel y dió dos pasos más.- En todo este tiempo... en todo este maldito tiempo,- dió dos pasos más.- jamás me había percatado de que a cada paso que doy, envejezco, pero - Dió dos pasos más y se miró la mano para percatarse de que ya era un adolescente.- cuando camino para atrás... no puedo dejar de mirarte. Mi pequeña luna,- se detuvo y sonrió.- ¿Cuando será el día en que no te vea?
00h20
Kel, al terminar de hablar, justo cuando cerró la boca, hechó a correr a toda velocidad.

Quédate

Esta es un pequeño cuento que escribí, espero que lo disfruten y porfavor comenten. Gracias


"Quédate"


No me gustan los nombres, así que digamos que él era Joe. Joe vivía en su casa (nuestra casa), en el principio de los principios, nunca salìa de ahí, le fastidiaba la luna. Le fastidiaba ver como, en un mísero intento, trataba de reemplazar al sol. Le gritaba furioso, desde la ventana, claro.
Joe veìa algo, nosé si podrìa decir que veía a alguien o algo, nadie lo sabía, pero en cuanto él se callaba y dejaba de gritarle a la luna, "eso" aparecía. La luz de la luna se borraba de su vista, y solo quedaban Joe y "eso" en una distancia que nunca puso describir ni entender. Joe, en cuanto la veìa corrìa hacia el único rincón de la casa: La puerta. Pero era inútil, "eso" lo imitaba. Imitaba cada movimiento que Joe hiciese. Joe, en las noches de eclipse, perdìa el control y se suicidaba cada vez que podía, no es que eso le servía de mucho, pero de todos modos lo hacìa. A Joe le daba cierta paz estar muerto...
En fin, él en las mañanas, solía intentar dormir, nunca pudo. Simplemente e acostaba en el suelo sonriendo y abriendo los ojos lo más que podía. Estaba esperándolo... a "eso", aunque JOe sabía que solo aparecía en las noches, despuès de haberle gritado a la luna.
Otra vez eclipse. Joe se suicidó, pero no muriò, por alguna razón, "eso" lo detuvo. Joe se había cortado la circulaciòn de la sangre, así que no podía moverse. "Eso" tampoco. Joe intentaba hablar, gritar, pero solo se oía a sí mismo deciendo algo... algo estúpido, claro, fresco, tranquilizante: "Quédate".
Desde ese día "eso" nunca se fué y Joe se quedó ahí, viendo la imagen congelada para siempre: "Eso" y detrás la luna.
Él no se ha ido hasta hoy, sigue ahí y aquí, en el único rincón de nuestras casas... Sí, justo ahí, detrás de nosotros.